Palabreando con...Alicia Morales, escritora ceutí, residente en Algeciras con tres libros publicados. Hacemos un recorrido por su vida y obras. Sin filtros, sin preparación, natural, directo, realista...entrevista desde dentro hacia fuera. No te dejará indiferente.
Talleres de escritura creativa y Servicios editoriales: Poesía, relatos y novelas. Edición y publicación. Concursos literarios. Corrección de textos, ortografía y estilo. Acompañamiento en el proceso de creación hasta la publicación de forma individualizada. Terapia de Escritura de Diario. TE AYUDO A CUMPLIR EL SUEÑO DE CREAR HISTORIAS y PUBLICARLAS.
LEMA
El cuento es superior a la novela
"Yo creo que el cuento es superior a la novela. Como género, digo. El cuento es lo primero que ha existido en la literatura. Existe como Adán y Eva. Como un algo que inicia todo. Es genético, diríamos. Podríamos remedar a la Biblia: “Lo primero fue el cuento”. Para mí fue algo primordial, en mis primeros años. Era lo principal. Yo me formé leyendo cuentos. Y mi imaginación hizo el resto, porque no sólo lo conocía al cuento como género, sino que lo esperaba, lo buscaba por todos los rincones. Crecí buscando algo que sirviera para escribir un cuento".
Silvina Ocampo
Silvina Inocencia Ocampo fue una escritora, cuentista y poeta argentina.(Buenos Aires, 28 de julio de 1903-14 de diciembre de 1993)
Su primer libro fue Viaje olvidado y el último Las repeticiones, publicado póstumamente en 2006.
Próximamente la entrevista de Palabreando con... Alicia Morales
Próximamente la entrevista del mes de enero 2024, en nuestro canal de Youtube:
https://www.youtube.com/@PALABREANDOCONNURIARUIZ
O en la página de este blog:
https://www.palabreandotallerescritura.com/p/palabreando-con-entrevistas.html
Taller creación de relato corto. Nivel 1.
ÚLTIMA PLAZA. Una conexión a la semana. Los miércoles a las 6 de la tarde. Comienzo el 7 de febrero. Duración 6 meses.
TEMARIO:
• Por qué se escribe
• Recomendaciones para iniciarse en la escritura
• Técnicas narrativas
• Claves del proceso creativo
• La inspiración
• Tipo de narradores
• Tipos de personajes
• Tipos de personajes
• Construcción de los personajes
• Tipos de ambientes
• Diálogo y acotaciones
• Estilo directo e indirecto
• Mostrar y contar
• Géneros literarios: negro, infantil, romántico, de viajes, el diario, erótico, monólogo interior, surrealismo…
TRABAJOS:
• En cada taller aprenderemos un temario y se pondrá un ejercicio semanal, que consistirá en la creación de un relato que se mandará por mail durante la semana. La tutora lo corrige y se leerá en el siguiente taller.
• De vez en cuando trabajaremos la escritura automática en directo, en el taller.
FIN DEL TALLER:
• Entrega de diploma de participación
• Entrega de un librito con los mejores relatos.
Palabreando con... Maribel Sánchez González. La jimenata que pinta con colores las palabras
Podéis leer y ver la entrevista en este enlace:
Relato de Navidad de una de las alumnas del nivel 1
La alumna del nivel I de relatos, Claudia Strauss, nos regala para finalizar el año este maravilloso relato navideño con un toque muy personal.
El primer párrafo del relato pertenece al último, de la página 27 del relato, Con los ojos del alma, publicado en mi libro, Mujeres. A partir de ahí, la alumna creará un relato de Navidad, que nada tiene que ver con el tema del mío.
Esto es uno de los ejercicios que practicamos en los talleres. Y se crean historias fantásticas como estas:
Fiestas a solas
El sonido la sobresaltó. Por unos
segundos no supo dónde estaba y su casa de repente se convirtió en una inmensa
jungla de plantas verdes y árboles enmarañados que se reían de ella.
Tuvo dificultades para despabilarse. Se había dormido en la hamaca ubicada en el jardín. Se detuvo para pensar dónde estaba, qué día y qué hora era. Hacía mucho tiempo que no se había dormido así de profundo.
Miró su reloj y comprobó que era la una de la tarde y recordó que solo faltaban unas horas para Navidad. Se sentía muy reconfortada, había recuperado buena parte de su sueño.
Todo empezó cuando Sylvina vio una pequeña caja en el escritorio de su marido. Sin pensarlo lo abrió, había unos pendientes de plata y diamantes en forma de un copo de nieve. Nunca en sus años de casados, Sylvina había recibido un regalo de este tipo de su esposo, siempre le regalaba algo para la cocina o para la casa.
Este descubrimiento fue el principio del fin. Ya se lo veía venir. Pero el sentimiento de indignación se convirtió en alivio. Este era un paso a la libertad. Lo que siguió fue el divorcio, la venta de la casa y la mudanza a la finca que había heredado de sus padres, todo en el mismo año. Es como si se hubiese quitado un peso de encima. Estas navidades pensaba pasarlas sola. Sin el estrés de preocuparse de la comida y de los invitados. La única invitada iba a ser ella.
Cuando se recobró no supo, en un principio, con qué relacionar el sonido. “¿Habrá sido la puerta?” Se preguntó. Se sentía muy alterada. Eso le pasaba cuando no sabía relacionar una cosa con la otra. Dio un salto y se encontró descalza sobre la terracota del patio. Se dirigió al interior de la casa. Titubeó un segundo antes de abrir la puerta de entrada. Abrió y no vio persona alguna. Se puso de puntillas para mirar a un lado y a otro. Dio un paso hacia adelante y se tropezó con una caja.
“¿Y eso?”
Lo primero que miró fue el destinatario. Sí, llevaba el nombre de ella. Remitente, no tenía. Se pasó la mano derecha por la boca como esforzándose a pensar, todavía no tenía la mente muy clara. En el primer momento no sabía si entrar la caja o no. Le venció la curiosidad y la llevó hacia adentro. La abrió y vio un contenido inesperado. En su interior se encontraba toda clase de comida: bebidas, charcutería, dulces y conservas. Parecía que alguien tenía muchas ganas de hacer regalos.
A las cinco de la tarde, alguien llamó
a la puerta.
“¿No era que yo quería pasar las fiestas sola?” Abrió y vio a su exvecina, María, en el escalón de la entrada con una maleta. Habían sido muy buenas amigas hasta que ella se mudó y no volvieron a tener contacto. La iba a llamar en algún momento pero no sentía la necesidad todavía.
—Hola, Sylvi, ¡qué
alegría verte de nuevo!
—Y… tú ¿qué haces aquí?
—le preguntó con una ceja levantada y dando un paso hacia atrás.
—¿Has recibido el paquete que te mandé? —le dijo sin hacer caso a la pregunta anterior.
—Sí.
—¡Qué bien! —le contestó con una sonrisa más dulce que
la miel de su pote.
—¡Ajá! ¿No me digas que tú me mandaste todo esto?
—Sí, no quería que pasaras las fiestas sin mí después de tanto tiempo sin vernos. Con todo esto nos hacemos un festín y vengo a quedarme contigo. —María entró sin pedir permiso y se fue hacia la cocina.
Sylvina no sabía cómo salir de su asombro. Si
algo deseaba era pasar las fiestas a solas en su refugio. No pensaba invitar a
nadie.
Media hora más tarde, sonó el timbre
de nuevo.
"¿Y ahora quién será?"
Abrió la puerta y vio a Carlota ante ella, su amiga de la infancia, que además de la maleta traía consigo dos bolsos repletos.
—¡Hola, corazón! Pensé que me
necesitabas para pasar las fiestas juntas. Hice un gran sacrificio para venir a
verte. ¡Qué pálida te ves! Te voy a cocinar una sopa de gallina —le dijo mientras le daba un pellizco
en la mejilla. Y entró sin mirar atrás.
“¡Oh, no!” —exclamó Sylvina para sus adentros, no solo por la visita de Carlota si no por la sopa de gallina. Y dio un
respiro profundo.
—Yo no te esperaba para nada. Estoy bien, bueeeno… Hasta hace un momento.
Carlota ni siquiera escuchó la respuesta y le dijo:
—Ayúdame con los bolsos, por favor,
traje de todo. ¡Así, cocinamos algo rico y pasaremos unas Navidades estupendas!
"Si lo dices tú" pensó con los ojos en blanco.
Sylvina mostró a Carlota dónde podía pasar la noche, cuando el timbre
sonó otra vez.
“¿Ahora quién será?”
Bajó las escaleras, se dirigió a la puerta, abrió y se encontró con Paula,
su prima. Iba cargada de bolsos y una maleta.
—Hola, mi querida Sylvina, pensé
hacerte compañía porque sé cómo se siente una en estas fiestas tan sola, porque como tú sabes también me separé hace un año.
—Hola, Paula —le dijo de mala gana.
—Pero ¿qué te pasa, mi querida Sylvina?
¿No te alegras al verme? Tendrías que estar agradecida porque vengo a hacerte
compañía, en vez de pasar las fiestas con las tías.
—Eeem… entra. Lo único que vas a tener
que dormir en el sofá, porque ya tengo las habitaciones ocupadas.
—¡Oh! Yo me
imaginaba que ibas a estar sola.
—No, no eres la única que pensó en hacerme compañía.
Sylvina no tuvo otra opción que olvidarse de su plan de pasar las fiestas
a solas. Lo único bueno era que no iba a tener que hacer la comida. Las
visitas estaban obsesionadas con preparar la comida de Navidad.
Después de las presentaciones, sus “invitadas” comenzaron a vaciar las
bolsas, sacar cacerolas de los armarios y, entre risas y copitas de vino dulce,
decidieron el menú. Sylvina las observaba desde el umbral de la puerta, como si
no fuera una escena real, como si estuviera viendo una película de Netflix.
Una vez preparada la mesa y todas acicaladas de fiesta, se sentaron a las
nueve de la noche para cenar. Sylvina seguía sin intervenir en las
conversaciones hasta que le llamó la atención algo de María.
—Oye, ¡qué bonitos tus pendientes!
—Gracias —contestó sonrojada su exvecina.
Sylvina no se quedó tranquila, porque eran los mismos pendientes que ella
había visto en la pequeña caja, en el escritorio de su exmarido, hacía un año.
—A mí me parece que la carne tiene mucha
sal —comentó Carlota
—A mí me parece perfecta —replicó Paula. —Yo siempre la hago así. A quién no le guste que no la coma.
El ambiente estaba tenso. Una, porque
Sylvina tenía su sospecha y otra, porque Carlota y Paula no se llevaban muy
bien.
A la hora de los postres, la situación
se tornó más tensa todavía.
—Oye, Carlota, yo creo que le pusiste
mucho café al tiramisú. —Recriminó Paula.
—No hay nada que reclamar, ¡está para
disfrutarlo sin fin! —le contestó Carlota con ironía.
Ni María, ni Sylvina intervinieron en
la discusión. Sylvina observaba a María en silencio. Esta se sentía incómoda todo el tiempo, porque se dio cuenta que no dejaba de mirar los pendientes y no
pudo probar casi ningún bocado.
—Sé quién te regalo estos pendientes,
María —le dijo con firmeza.
—Lo siento mucho Sylvina, yo no quería
que pasara eso.
—¡Sí, pero pasó! ¿Qué clase de amiga
eres?
Y se produjo un silencio que se podía
cortar con el mismo cuchillo del pavo.
—Lo siento mucho Sylvina, pero ya no
estamos juntos.
—¡A mí que me importa ya! Entonces, me necesitaste para no pasar sola las navidades, ¿no?
—Pero… no… Sylvina, escucha ... yo siempre quise contar…
Se levantó de la mesa y la dejó hablando sola. Esto fue el principio de una bola de nieve. Carlota y Paula, al instante, retomaron su discusión.
—Yo te dije que pusieras más …
—Siempre me ha salido bien así. Nunca
nadie se …
—Es que tu no tienes ni idea como
preparar …
—¡Me estas ofendiendo…!
—Y tú a mí. No tengo la necesidad de
pasar las ….
—¡Me voy!
—¡No, me voy yo!
Sylvina escuchó a medias la pelea de
ambas. En ese momento, se alejó. Se
volvió a su hamaca en el patio. La temperatura de esa noche invitaba a estar
afuera para disfrutar de las estrellas. Sonaron tres portazos seguidos y volvió
el silencio. Antes de cerrar los ojos observó varias estrellas fugaces.
Cuando se despertó miró a las plantas
y los árboles. Esta vez no se burlaban de ella, sino que mientras jugaban con
los primeros rayos del sol, le sonreían.
“Feliz Navidad, Sylvina” se dijo a sí misma, satisfecha.
¡FELIZ NAVIDAD!
En esta época tan especial, quiero desear a todos los participantes de Palabreando, taller de escritura y Palabreando, talleres de formación, una Feliz Navidad llena de alegría, paz y momentos inolvidables.
Que el espíritu navideño llene vuestros corazones de amor, esperanza y creatividad. Que este nuevo año que se acerca esté lleno de éxitos y nuevas oportunidades para seguir explorando el fascinante mundo de las palabras y la escritura.
¡Felices fiestas!
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