LEMA

"En cada encuentro, en cada texto, nos vamos palabreando sin prisa, con verdad y con voz propia."

La magia de acompañar a quienes escriben

    Una no está acostumbrada a que le digan cosas bonitas y reconozcan tu trabajo,  pero estas palabras me dan fuerzas (que a veces flaquean) para seguir ayudando a los escritores a pulir sus obras y ayudarlos a publicar.  

Gracias Maribel Sánchez González . 

     Ha sido un placer leerte y ayudarte a que tus escritos tengan aún más valor del que ya tienen.




XIV Almuerzo Literario dedicado a Rosalía de Castro, Matute y Gaite

 Tres escritoras. Un día. Mil maneras de vivir la palabra.

 "Rosalía, Matute y Martín Gaite te esperan: ¿te atreves a escribir con ellas?

A pesar de escribir desde distintos siglos, Rosalía, Ana María y Carmen dialogan entre versos, cuentos y espejos. 

Este XIV Almuerzo Literario celebra la identidad femenina, la resistencia y el lenguaje como revolución. 

Con actividades para todas las edades y sentidos: talleres, lectura, música, arte... y un almuerzo y merienda digna de novela, en un paraje incomparable,  Fresco Marina en Puerto Sotogrande. El 31 de mayo. Un sábado para disfrutar.

¿Te apuntas? Grupo reducido, SOLO QUEDAN 3 PLAZAS.

#palabreandotallerescritura #almuerzoliterario

Escribir para sanar, acompañar para transformar

    Después de años de estudio en escritura de ficción, másteres, y una práctica constante de la escritura como herramienta terapéutica, puedo decir que todo ese recorrido está dando frutos reales. Cada vez más alumnos publican su primera novela, libros de relatos, y lo más valioso: llegan a mí por el boca a boca, por lo que otros dicen de mi acompañamiento. Y eso no se compra. Se construye.

    Hoy empecé una nueva conexión personalizada con una alumna que vino recomendada. Llegó cargada de vida y dolor, con una historia durísima vivida en primera persona, muchas ideas en la cabeza y ninguna experiencia previa escribiendo. Solo traía una certeza: quería contar su historia para ayudar a otras mujeres.

    Durante hora y media me compartió su vida. La escuché, con respeto y apertura. Le estructuré su biografía en capítulos, dimos contenido a cada uno, le mostré cómo podría empezar a escribir el primero. No importa si lo hace mal. No importa si se traba. Lo esencial es que siga la guía y confíe en el proceso. En unas semanas nos volveremos a conectar, leeremos lo que escribió, lo trabajaremos. Así, capítulo a capítulo, lo daremos forma. Ya incluso esbozamos un posible final.

    Le escribí una frase especial, una especie de mantra, que leerá antes de cada sesión de escritura. Porque no es lo mismo inventar una historia que expulsar lo vivido en carne propia. Desnudarse. Abrirse. Sanar mientras se escribe. Será duro. Será catártico. Pero también hermoso y necesario.

   Cuando terminamos, ella estaba radiante. Y yo, agotada pero emocionada. Porque lo que se viene no es solo una historia más: se avecina novelón. Y lo vamos a ver.



Podar para florecer: lo que Almudena Grandes puede enseñarnos sobre los comienzos

   Uno de los errores más comunes al comenzar a escribir —y uno de los más humanos— es querer demostrarlo todo en la primera novela, en el primer cuento, en la primera página. Mostrar que se sabe narrar, describir, emocionar. Como si el talento necesitara exhibirse con fuegos artificiales. Y es natural. Todos pasamos por ahí.

   Incluso autores consagrados tuvieron comienzos desbordantes. Pensemos en Almudena Grandes y su primera novela: Te llamaré Viernes. Aunque es una autora que muchos admiramos por su capacidad para construir personajes, manejar tramas complejas y narrar con hondura emocional, esa obra inicial no es fácil de leer. ¿Por qué?

   Porque está escrita con exceso. Exceso de frases largas, de adjetivos, de descripciones minuciosas. La narración se detiene en cada gesto, en cada movimiento irrelevante. Para decir que un personaje sale a la calle, se nos muestra cómo se dobla la puerta, cómo baja un escalón, cómo busca una zapatilla en la penumbra. Todo con un nivel de detalle que, lejos de sumar, agota. El lector no llega nunca a la trama: se queda atascado en el barro de las palabras. Te llamaré Viernes fue, efectivamente, el primer libro publicado por Almudena Grandes, allá por 1989, aunque no es su obra más conocida. 


    Se trata de una novela juvenil, muy distinta al tono y enfoque de sus grandes éxitos posteriores como Las edades de Lulú (que también salió en 1989 y fue el que realmente la catapultó a la fama) o El corazón helado. Esta primera novela fue escrita como un encargo para una colección juvenil. Almudena aún no era la voz potente y política que años después nos haría llorar con los episodios nacionales del franquismo. Pero ya asomaban ciertas luces: un fuerte interés por los personajes, un estilo ágil, cierta ironía melancólica. Curiosamente,  ha quedado como una obra de culto menor, un rincón casi secreto de su bibliografía. Ella misma llegó a decir en entrevistas que fue una especie de ejercicio de calentamiento, una novela que escribió con oficio más que con ambición literaria, pero que guarda con cariño por ser el primer paso de su larga marcha narrativa.

   Una de las mayores críticas —y a la vez características— de, Te llamaré Viernes, es esa obsesión descriptiva, minuciosa, casi neurótica. Es como si Almudena Grandes, en su primera novela, quisiera demostrar todo lo que sabía escribir. Y lo hace con furia: adjetivos densos, frases larguísimas, una cadencia que a veces se enreda consigo misma. La narración se detiene en lo nimio, lo accesorio, y uno como lector siente que camina por un lodazal de palabras para llegar a un punto que no aparece.

    Un ejemplo, imaginado, muy en su estilo:

   “Se levantó de la cama con una lentitud que parecía estudiada, apoyó primero la palma de la mano derecha sobre la manta deshilachada, luego los dedos, uno a uno, como si temiera que el contacto con la tela le robara algo. Se sentó al borde, respiró hondo, tanteó el suelo con el pie hasta encontrar la zapatilla que sabía que estaba allí, pero que el polvo y la penumbra disfrazaban de duda...”

    Y todo esto para decir que “salió de la cama”.

    Esto ralentiza la lectura de forma agotadora, sobre todo cuando no hay aún una conexión emocional con los personajes o cuando el lector busca trama y encuentra coreografía.

   Esto suele pasar en primeras novelas de autores muy dotados: hay talento, pero aún no hay medida. No hay podadora. Te llamaré Viernes es una muestra de esa exuberancia narrativa sin freno. Luego, Grandes fue templando su estilo. En Malena es un nombre de tango y Las edades de Lulú, todavía hay exceso, pero ya aparece la contención. Y más adelante, en sus novelas históricas, se vuelve otra narradora completamente distinta. SE pule a sí misma.

    Pero esto no invalida la novela: la humaniza. Nos muestra a una escritora que empezaba, que todavía no dominaba la tijera. Que no había aprendido,  —como todos debemos aprender—, a podar, a corregir, a dejar aire. Porque escribir bien no es hacerlo todo de golpe. Es ir descubriendo qué sobra, qué hace ruido, qué puede decirse con menos.

    Así que si hoy sientes que tu texto está sobrecargado, que no avanzas, que te perdiste entre adjetivos y escenas que no van a ningún sitio: enhorabuena. Estás escribiendo. Estás empezando. Estás aprendiendo.

    Y lo importante no es hacerlo perfecto a la primera. Lo importante es seguir.


Vivir para escribir, José Luis Muñoz, en Palabreando con

¿Puede un niño de ocho años escribir una novela de 800 páginas? José Luis Muñoz no solo lo hizo, sino que nunca dejó de escribir.

En este episodio de Palabreando con, charlamos con el incansable, prolífico y provocador José Luis. 


Muñoz, autor de más de 60 libros, explorador incansable de géneros —del erótico al infantil, del negro al histórico— y actual director del festival literario más vibrante del Pirineo: el Black Mountain Bossòst.

 Hablamos de:

• Su infancia marcada por Stevenson y Jack London

• Cómo escribió su primera novela a los 6 años

• La serie de TV basada en su obra "Los 39 Guanahaní"

• El vértigo de escribir sobre el Holocausto

• Erotismo sin vulgaridad y cuentos junto a su nieta

• Su escepticismo (muy justificado) frente a la IA en la literatura

Y claro, del amor feroz por la escritura que lo empuja a seguir publicando, soñar con Caravaggio y viajar a la tumba de Robert Louis Stevenson en la Polinesia.

 Una conversación inspiradora, íntima y sin pelos en la lengua.

 ¡Dale al play y palabrea con nosotros!




En Palabreando, taller escritura, te enseñamos a escribir emociones

¿Y si pudieras explorar 20 emociones, una por una, a través de la escritura de relatos cortos?

Este no es solo un taller, es un viaje por el mapa emocional del alma ✍💜

📚 Taller de Emociones a través del Relato Corto

🗓 Iniciamos el 13 de mayo

🕕 Martes, 18:00 h (2 veces al mes)

💻 Modalidad online (Zoom)

📥 Inscripciones hasta el 11 de mayo: tallerescrituranrf@gmail.com

👥 Grupo reducido, solo quedan 2 plazas: para 4 personas


Una emoción. Un texto. Una puerta abierta a lo que sientes y a lo que puedes crear.

Te espero con palabras en los bolsillos.

Así acompañamos a nuestros escritores en Palabreando, servicios editoriales

Así acompañamos a nuestros escritores en Palabreando: con cariño, con presencia, con alma. En cada presentación estamos ahí, como un susurro que abraza, celebrando la magia que han tejido en sus páginas. Porque se lo merecen. 


Porque su voz, su historia, su latido, está en cada palabra. Y nosotros asumimos el compromiso de que ese día brille tanto como su obra. 

📚 Si quieres un ejemplar, escríbenos a: tallerescrituranrf@gmail.com



 ¡Próximamente en Palabreando con…! 🎥📚

Prepárense para un viaje sin cinturón por los territorios más oscuros, brillantes y provocadores de la literatura.
Muy pronto, en nuestro canal de YouTube, conversaremos con el inmenso José Luis Muñoz, escritor infatigable, tejedor de tramas, provocador de pensamientos.

🖋️ Más de 40 novelas lo avalan.
🔥 El noir es su trinchera.
👁️‍🗨️ Y en esta entrevista, no se guarda nada…

¿Te gustan las palabras que muerden?
¿Las historias que no piden permiso?
Entonces no te pierdas esta charla.
Porque Palabreando con no es solo un canal:
es una cita con el alma de quienes escriben a corazón abierto.

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