RELATOS PREMIADOS EN EL CONCURSO DÍA DE LA MADRE

1er. PREMIO

MARIBEL SÁNCHEZ GONZÁLEZ de Jimena (Cádiz-España) 

LA NOCHE PASADA

 

La noche pasada me viniste a visitar, y el sueño me regaló momentos entrañables a tu lado. Volvimos a coser, pasear, bordar, pintar, incluso a regañar. Aún queda en mi olfato, el rastro de tu olor, mamá.

La noche pasada, tu sombra y yo, charlamos en un largo paseo. Caminabas encorvada, arrastrando tus pies, con pasitos pequeños y lentos, ibas temblorosa y asida a mi brazo como solías hacer en el ocaso de tu vida.

La noche pasada, rememoré instantes imborrables, volví contigo a esa niñez olvidada, me acurrucabas, mimabas y mecías en aquella vieja silla de enea, mientras me cantabas una nana. Y adormilada en tu regazo, tus increíbles cuentos volvieron a resonar con total nitidez. Más tarde, te disfruté como anciana y peiné esa cabeza gris plata, con grandes rizos, tan suaves y bonitos, que yo siempre me empeñaba en lavar y marcar.

La noche pasada me devolvió tu profunda mirada amorosa, sonriente, agradecida y aquellos delgados labios que solían lanzar aluviones de besos a ráfagas y sin pausas. Estaba tan empapada de amor, tan llena de ti, que tu presencia está hoy en cada rincón.

¡Es tan larga tu ausencia mamá! ¡Es tan triste ver tu casa deshabitada! Antes siempre llena de hijos, sobrinos y ruidosos nietos. Son inolvidables aquellos almuerzos de grandes paellas amarillas, las largas charlas de sobremesa con rico café de cafetera vieja, tus famosas y abundantes meriendas, con olor a roscos, tortas fritas y “cochifritos”.

Esa mirada azul ahora ilumina otros cielos, y reposan en la eternidad. La muerte te llevó y te vedó ante mis ojos, pero se dejó olvidada tu esencia dentro de mí, porque hoy me sorprendo a mí misma, repitiendo tus gestos, andares y palabras, incluso aquellas que tanto me molestaban. Hoy, el espejo me devuelve tu imagen reflejada tan clara y nítida como la noche pasada.


2º PREMIO

MARI LUZ REYES MUÑIZ de Estepona (Málaga. España)

CARTA A MARÍA

 

Querida mamá; podría utilizar todas las palabras del diccionario pero no conseguiría la carta que

 lograse el testimonio exacto de lo que significas par mí, ni escribir nada desde la locura ni la cordura,

 que describa mi amor por tí. Desde que te fuiste, aquel diecinueve de Enero del dos mil nueve, tu

 recuerdo cada día se hace más latente. El tiempo lo está revalorizando y no se el motivo, pero cada día

 te siento más a flor de piel y al mismo tiempo, te llevo tan adentro que formas parte de mi ser; como

 cuando me engendraste y eras tú, la que portaba la esperanza de una nueva vida, la grandeza de una

 célula multiplicándose a toda velocidad y el proyecto de un ser humano, con el que desde ese mismo

 instante, te sentirías unida con la fuerza más potente y desconocida , hasta el final de tus días, dejando

 el vínculo invisible de unión, danzando libre por mi interior. ¿Quién duda que existen los milagros? ¿ A

 donde va tanto amor? ¿A caso está destinado a desaparecer, al extinguirse el latido de las dos? Yo

 sueño con que no desaparecerá después de irme. Que en la nada, habrá un espacio para que vuelvan a

 juntarse nuestras almas. Y la nada, será un buen lugar para volvernos a encontrar. Mientras tanto mi

 amor cada día, contigo florecerá. Tu pequeña Mariluz.


3er. PREMIO

VERÓNICA SCHENNEL OTTATI de Venezuela

VOCES DEL CAMINO

Valentina Santana, la protagonista de esta historia, sufrió violencia de género por parte de su ex pareja y padre de sus 2 hijos. Un caso que lamentablemente se ha vuelto común y hasta normal a nivel mundial, por la cantidad de mujeres que han sido víctimas de maltrato en todos los países del mundo. Las historias van creciendo, aumentando, cada día se reportan más casos. No todas logran escapar de las garras de sus victimarios, no todas sobreviven para contarlo.

Valentina se sentía segura, ya había dejado atrás esos horribles momentos, los recuerdos ya no eran heridas frescas si no cicatrices de un pasado que enterró para seguir adelante con su vida. Estaba empezando a vivir una nueva vida, una vida mejor, libre de violencia. Sin embargo, su experiencia la volvió propensa a las injusticias y a las historias trágicas que le han mostrado la maldad que existe en el mundo. Esa maldad siempre ha existido, pero ella la ignoraba por ser una joven soñadora y alegre que se enfocaba en ver sólo el lado hermoso y positivo de cada cosa en el mundo y en la vida. Después de lo vivido era más fuerte, pero a la vez más sensible ante casos como el suyo, porque ahora podía entenderlos y sentirlos como suyos.

Una mañana Valentina caminaba junto a sus 2 hijos, se dirigían a un colegio ubicado a pocas calles de la casa. Los niños vestían sus uniformes escolares y llevaban sus bolsos.

Unos pasos que se acercaban con prisa los hizo mirar hacia atrás con sorpresa y susto, era un niño que también venía con un bolso pero el suyo estaba roto y sucio, igual que su ropa y zapatos. Empezó a caminar junto a ellos y a conversar como si se conocieran, su nombre era Daniel.

-         —¿Ellos son tus hijos? —preguntó Daniel mirando a los niños de los pies a la cabeza.

-          —Sí —respondió Valentina.

-         —¿Cuántos años tienen ellos?

-         —Él tiene 4 y él, 6 —respondió Valentina señalando a cada uno de sus hijos.

-          —Yo soy más grande, yo tengo 9. 

        —¿Van para el colegio?

-          —Sí, ellos estudian en el colegio que está en la esquina de la próxima calle.

-          —Yo quisiera estudiar para poder trabajar y ganar mucho dinero. Yo sé que si al crecer yo me convierto en un hombre rico y exitoso mis padres van a buscarme, ellos van a venir a mí…

-         —¿En dónde están ellos? —preguntó Valentina con cierta tristeza en su rostro y en su voz.

-          —No lo sé, no los conozco. Ellos se fueron hace muchos años, cuando yo era un bebé. Pero quiero que vuelvan para poder preguntarles porqué se fueron y me abandonaron.

-          —Lo siento mucho – le dijo Valentina tocando su hombro.

-          —Yo aún no me acostumbro a comer en los basureros. Tengo hambre pero me da asco tener que comer basura como hacen otras personas. Ellos quitan los gusanos y comen.

   Después de llevar a los niños al colegio, Valentina tomó el camino de regreso con aquel niño. Él la acompañó y siguieron conversando.Valentina con impacto y tristeza se dio cuenta de que hay personas que tienen problemas peores, ella tenía un lugar en donde vivir, tenía a sus padres y ahora también a sus hijos, ella tenía comida y no la conseguía precisamente en un basurero apartando los gusanos e ignorando los malos olores, esos olores de deterioro propios de la basura. Se trataba de un niño pequeño e inocente que fue abandonado y que tenía necesidades y carencias en todos los sentidos. A ese niño además de comida y un hogar, también le hacía falta compañía, amor y apoyo entre muchas otras cosas. Después de ese día, no volvió a ver al pequeño Daniel, pero su historia dejó una huella en ella, esa conversación la marcó y ella lo recordaba, incluso aún lo recuerda, a pesar de que han transcurrido unos cuantos años.

    Valentina empezó una nueva relación con un hombre trabajador, atento, cariñoso, responsable, entre otras grandes cualidades y características. Él se ganó el amor de Valentina y también de sus hijos. Era un excelente padre para los niños. Los cuidaba, les daba cariño, jugaba con ellos, los consentía, los ayudaba con sus tareas, los educaba y criaba como todo buen padre hace con sus hijos. Existía amor, unión y confianza. De esa relación nacieron 2 niñas, haciendo un total de 4 hijos hermosos.

Una tarde Valentina caminaba con una de sus hijas y observó a una jovencita con un coche, dentro de ese coche había un bebé. Ella era muy joven, casi una niña. Valentina la saludó sin conocerla y con curiosidad empezó a hacerle preguntas con respecto al bebé.

Cuando la joven madre empezó a hablar, Valentina notó que tenía una discapacidad en el habla, de hecho entendía muy poco de lo que ella decía. Iban caminando y conversando, la joven se quejaba del padre de su hijo, ya que no reconocía al niño y no quería ayudarla con los gastos de manutención. Él, como típico cobarde, negaba ser el padre del bebé.

Valentina trató de consolarla contándole su historia con el papá de sus 2 hijos mayores.

—Eso que tú estás viviendo en este momento, lamentablemente es muy común. Eso nos ha pasado a muchas mujeres, y le va a pasar a muchas mujeres más. Hay hombres irresponsables, egoístas e inmaduros, abandonan a los hijos y se desentienden por completo de ellos. Pero tú eres joven, y eres muy bella, vas a encontrar a un buen hombre que te ame, que te cuide y que te apoye. Y no sólo a ti, también a tu bebé. Yo conseguí un buen hombre, a ti va a pasarte igual – le dijo Valentina esperando animarla.

A medida que iba avanzando y fluyendo la conversación, la joven madre con discapacidad en el habla, le contó a Valentina que su bebé es producto de una violación. Ese hombre que hoy niega al niño, abusó de ella.

Valentina se llenó de impotencia y de frustración al conocer ese nuevo caso en el que un cobarde abusa de una mujer. Definitivamente la maldad existe y ha contaminado a todo el Planeta.

Historias reales que escuchamos al transitar por los caminos de la vida. Historias verdaderas que nos narran las voces del camino.

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