Poemas premiados en el V Concurso de Poesía de Puerto de Sotogrande
CANCIÓN DEL MAQUINISTA DEL MAR
I.
Qué gran soledad,
qué amarga tristeza
bulle en los pechos
de las olas
hasta la eternidad.
II.
En los amaneceres
y en los puertos,
hasta las lejanas américas,
yo nací
con la sal en la frente.
III.
"El Maquinista Del Mar"
me llaman allá donde voy
porque en cada puerto
me espera
un desamor que amar.
IV.
Ni marinero en tierra
ni soy poeta bohemio,
soy maquinista del mar,
trovador
de las escolleras.
V.
Allá en los fríos arrecifes
cuelgan todas mis lágrimas,
carnaza de mis aventuras
y amores
para canciones tristes.
VI.
Qué soledad enorme,
qué tristeza placentera
cantan las sirenas a solas
para mí
en las tormentosas noches.
VII.
Saldré de esta cárcel,
de la tierra salada
como del cielo desierto,
con júbilo
para ser eterno errante.
VIII.
Soy de los siete mares,
de las tormentas oscuras,
llevo por bandera negra
mi corazón
y el alma en un palangre.
IX.
Qué soledad me embarga,
qué tristeza me aflige.
hoy será el día para volver
al mar
y regalarle mis palabras.
X.
Y mis palabras llenas de olas,
de vientos y bancos de arena,
de desventuras y desamores,
escucharlas
podrás en cualquier caracola.
2º. premio de poesía. Eugenio Barriola Armida.
“BINOMIO DE SAL”
Mar soñado
Tengo soñado peces de colores
entre olas de cartón piedra azul,
caballitos de mar dorados
subiendo y bajando
al compás de las olas.
Niños nadando en un océano
de color turquesa eléctrico,
como molinos de viento,
navegando a salvo de temporales
y bajíos coralinos.
Tengo soñado al mando de mi nao,
un capitán infante
con uniforme de gala,
voceando órdenes al timonel
frente a un galeón pirata.
Un desfile de blancas gaviotas
y negros cormoranes,
colgados de un hilo invisible
dando vueltas y vueltas,
en mi onírico tío vivo marino.
Una sirena escarlata,
rompiendo las olas al aire,
marcando rumbo en la estela
del mascarón de proa y…
–puede
que seas tú–.
El faro a mi favor
He venido aquí
solo a ver el mar,
-ciego
como estaba-…
y tú pones las olas.
El cielo se despliega
con uniforme monótono,
olvidó poner las nubes…
y tú pones el color.
La barca sabia navega
consciente del salitre,
en su carena azul…
y tú pones el horizonte.
Los peces se bañan
brillando como gallardetes,
en la estela del lienzo turquesa…
y tú pones la espuma.
Una gaviota se posa
dueña del palo mayor,
por encima de la vela…
y tú pones los vientos.
Los rizos de la marea
arrugan el manto azul,
que la ventolera despereza…
y tú pones la tormenta.
Mi quilla fija el rumbo
con esquirlas de concha,
con el verde escaramujo…
y tú pones la isla.
El océano se hace infinito
en la bahía, los bajíos
en la playa, las arenas…
y tú pusiste el faro a mi favor.
3er. premio de poesía.Jesús Sánchez Ruiz. Sanlúcar de Barrameda
DIOS DE
LOS MARES
Abuelo,
¡cuánto
frío se pasa en la playa
cuando
cae la noche fuera de tus brazos
y qué
infierno no volverlos a sentir!
Ojalá plegaras tus velas y me acompañaras,
aunque
sea una última noche,
pero
eterna y plena.
No
tengo fuerzas para desatar el nudo
que
hiciste para amarrar tu barco,
tal vez
a propósito,
para
que no saliera a buscarte.
Anclado
al más oscuro más allá,
como mi
dicha al no sentirte cerca.
Cada
vez que rozo el timón con la yema de mis dedos,
el
viento me grita con su voz eléctrica y severa.
Atrae
tormentas que empapan todo atisbo de esperanza
de que
el invierno desenvaine su gélido arpón
y te libere, devolviéndote aquí conmigo.
El mar
brama y me recuerda que no sé nadar en este oleaje
de
tristeza que ahoga y engulle a mi duelo.
Me
advierte de que, si parto,
me
envolverá bajo su red inmensa y sombría.
Negra,
como el color de este miedo mío que nace de tu ausencia.
Fría,
como el acero de otros barcos que sucumbieron a sus encantos.
Intento
cumplir con la promesa que te hice antes de que partieras,
de no
hundirme en mi propio llanto, de remar fuerte
entre
esta corriente de lágrimas salinas
y
luchar bajo la tormenta.
¡Pero
abuelo, es tan difícil!
Te juro
que lo estoy intentando.
Me
queda el consuelo de que, aunque la pesadilla no amaine,
sigues
aquí conmigo achicando mis penas y abordando,
bravo
capitán de navío,
a la
soledad que lidera el motín en la cubierta de mi alma.
Esta
mañana, la brisa del mar ha trepado por mi ventana
y me ha
dicho que el viento de levante y de poniente se han reconciliado
y que
se han besado delante de todos en el puerto.
No lo
he podido ver, pero he podido sentirlo.
¿Lo has
sentido tú también?
También
me ha dicho que la niebla ya no sitia las casas,
que se
ha aburrido de jugar a perseguir a los barcos,
y que
han podido volver con miles de historias que contar.
Aún sigue tu leyenda aterrando a piratas y bucaneros.
Es esa
misma brisa que me despertaba por las mañanas
para
avisarme de que estabas al llegar.
Divisarte
por encima de las olas, triunfante.
¡Oh,
Dios poderoso y azote de los mares!
El puño
hacia arriba tapando el sol en el horizonte,
esbozando
la sonrisa de la victoria por las batallas
que
ganaste a todos los monstruos
que no
me dejaban dormir.
Todos
los días me embarco en ese recuerdo.
Surco
tu piel y me zambullo en tu pecho.
Pum,
pum.
Escucho
el mismísimo latido del mar.
Pum,
pum.
No hay
mapa del tesoro que no me lleve a tu regazo.
Solo
aquí puedo nadar sin ahogarme.
Solo
aquí hago pie.
1er. ACCÉSIT. Verónika Gau. La Línea
ASÍ ES
Dónde vais, gaviotas
volando entre mar y cielo
dibujando en el cielo azul-grisáceo y rojizo
del anochecer
mensajes de libertad.
Cuando mi corazón atormentado
busca calma en el mar
se funde con el ritmo de las olas
profundizando en el son de la tristeza
llorando lágrimas de liberación
me eleváis, gaviotas
me eleváis al cielo del atardecer
sacando el pesar de mi alma
revoloteando en el cielo
dejándome llena de vitalidad.
Así es, así es la vida
como las olas del mar
como el volar de las gaviotas
dibujando en el cielo azul-grisáceo y rojizo
del atardecer
mensajes de libertad
Comentarios
Publicar un comentario
Déjame un comentario, estaré encantada de leerte y contestarte.